¿CÓMO SE ANALIZA UN POEMA EN EL AULA?

Analizar un poema en un aula de educación secundaria no es cosa fácil. Como lo indicaba en un artículo (“Reflexiones sobre la enseñanza de la literatura”), el maestro ha de evitar tres errores: el biografismo (creer que la obra literaria es un fiel reflejo de la vida del autor), el contenidismo (reducir toda la complejidad del poema a los contenidos en él expresados) y el formalismo intransigente ( por ejemplo, hacer una mera lista de figuras literarias sin que estas sean articuladas a temas o a visiones del mundo). Pienso que para abordar un poema en un aula de educación secundaria, quizá debiéramos tomar en cuenta los pasos siguientes:

1)Activación de los conocimientos previos: no cabe duda de que todo aprendizaje implica que el nuevo conocimiento pueda entrar en correlación con los conocimientos previos que tiene el alumno. Si se trata de un poema sobre “Machu Picchu”, se podría empezar preguntando a los alumnos qué saben acerca de dicha ruina arqueológica. Si se analizará un texto sobre el amor, entonces pudiéramos indagar por los saberes previos que tienen los alumnos sobre la pieza teatral Romeo y Julieta;
2)Lectura silenciosa del poema: es importante que los alumnos realicen una lectura, en silencio, del discurso poético que será materia de interpretación;
3)Lectura en voz alta del poema: un poema de Pablo Neruda o de Garcilaso de la Vega posee un determinado ritmo y este debe ser apreciado por los educandos. En tal sentido, el profesor puede reforzar el conocimiento de la entonación leyendo el texto en voz alta;
4)Indagación por el tema o la idea central del poema: sabemos que existe una diferencia entre “tema” (frase nominal sin verbo conjugado) e “idea” (oración afirmativa o negativa que implica un juicio completo del hablante). En este caso, el profesor puede plantear la necesidad de reconocer bien sea el tema (“la honra de una mujer casada”, por ejemplo) o la idea (“el amor vence a la muerte”);
5)Análisis de las figuras literarias más relevantes: no se trata de un hacer una mera lista de metáforas o metonimias, sino de elegir las figuras fónicas (la aliteración, verbigracia), sintácticas (el hipérbaton, el polisíndeton, entre otras), semánticas (metáforas, metonimias y sinécdoques) o de pensamiento (la alegoría, por ejemplo) más importantes. El maestro debiera dosificar los ejemplos y, sobre todo, relacionar la figura literaria con la visión del mundo que porta el texto poético;
6)Análisis y valoración de la visión del mundo del poeta: es decir, cuál es la ideología que subyace al poema. He ahí el objetivo final del análisis: valorar la riqueza de la cosmovisión del poeta.
El análisis literario quizá debiera estar enlazado a la producción de textos escritos. Por ejemplo, hacer que los alumnos creen un cuento o un dibujo u otro poema a partir de lo que afirma el poeta. De esa manera, enseñar literatura se convierte en un apasionante ritual lúdico, donde lo importante es jugar con las palabras y sentir el goce de leer apreciando la belleza de una obra artística.

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