Un nuevo libro sobre José María Eguren





Egresado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y profesor de la Universidad San Ignacio de Loyola, Jim Anchante (Callao, 1979) tiene una promisoria carrera como crítico literario. Publicó, en 2012,  su ensayo Poesía, ser y quimera: estudio de La mano desasida de Martín Adán, un trabajo basado en los aportes  de la Retórica General Textual de Stefano Arduini en lo que concierne al funcionamiento de los seis campos figurativos (la metáfora, la sinécdoque, la metonimia, la elipsis, la repetición y la antítesis) abordados por el lingüista de la Universidad de Urbino. Acaba de ver la luz el segundo libro de Anchante: Las figuras del cazador. Símbolos, alegorías y metáforas en el poemario Simbólicas de José María Eguren (Lima: USIL, 2013, 199 pp.)

El volumen comienza con un recorrido exhaustivo por los vericuetos de la crítica sobre la poesía de Eguren donde se distinguen tres períodos: 1)La crítica desde 1911 a 1932, 2) La investigación desde 1933 a 1973, y 3) Los aportes de la crítica desde 1974 hasta el presente. En la primera etapa, son importantes los trabajos fundacionales de Enrique Bustamante y Ballivián, y Pedro Zulen. Asimismo, el luminoso ensayo de Jorge Basadre contenido en Equivocaciones; sin embargo, el aporte más significativo es el de La poesía de Eguren (1932), primer libro dedicado íntegramente al estudio de la lírica egureniana y que constituye el texto de su tesis doctoral que sustentó Estuardo Núñez en la Universidad de San Marcos. En el segundo período, tenemos los aportes de Javier Sologuren, quien profundiza en el lado gótico de la poesía de Eguren, y el ensayo de Xavier Abril (Eguren, el oscuro) que porta un diccionario de la simbología del poeta barranquino. En la tercera etapa, se publica la poesía completa de este último gracias al intenso e imprescindible trabajo de Ricardo Silva-Santisteban. Aquí también sobresale el libro de César Debarbieri que clasifica los personajes de la poesía de Eguren.

Posteriormente, Anchante estudia la noción de símbolo en Motivos, libro en prosa de Eguren que ha motivado una encendida polémica entre algunos estudiosos de su obra, pues algunos (como Roberto Paoli) consideran que es un texto pobre artísticamente hablando; en cambio, otros (como José Luis Rivarola) revaloran el lado ensayístico de Motivos. Anchante señala que Eguren considera que existen dos tipos de Naturaleza: “la inmersa en el sueño y la cristalizada en el arte” (p.119). Sobre la base de los aportes de la Retórica como disciplina, el investigador diseña el concepto de símbolo que subyace a Motivos: “la imagen sensorial (visual, auditiva, o combinación de sentidos) que cumple una doble función aparentemente antitética: busca desentrañar el misterio de una Naturaleza ya existente (externa o paisaje en términos de Abril, así como crear una propia Naturaleza” (p. 122).

Luego, proveído del marco teórico de la neorretórica de Stefano Arduini, propone distinguir entre “símbolo” y “alegoría”. Como bien se sabe, Arduini refuta la noción de que la figura retórica es un simple desvío respecto de la norma literal y plantea, por el contrario, que es un universal antropológico de la expresión. En otras palabras, el hombre es un ser metafórico, pero el contenido de la metáfora varía de cultura en cultura sobre la base del campo retórico que es activado por la figura literaria. En tal sentido, el campo retórico incluye la recepción de la obra literaria y el influjo de ciertas corrientes filosóficas o estéticas en un poemario, novela u obra de teatro. Anchante distingue metáforas nominales, adjetivales, adverbiales y verbales en el entramado de la poesía de Eguren; pero luego avanza, sobre la base de las propuestas de Arduini, en la diferenciación entre “símbolo” y “metáfora”, dos figuras retóricas que están incluidas en el campo figurativo de la metáfora. El joven crítico literario llega a la conclusión tentativa de que las alegorías egurenianas muestran una cierta secuencialidad y tienen un lado más racional; por el contrario, el símbolo tiene mayor dosis de ambigüedad. A partir de dicha noción, analiza “La tarda”, una verdadera alegoría de la muerte; además, asedia el sentido de símbolos que se manifiestan en poemas como “Las torres” o “Los reyes rojos”.

Además, Anchante hace una clasificación de la símbología egureniana: 1) Símbolos mitológicos (como “Eroe” o “Walkyria”), 2)Símbolos titiritescos (Juan Volatín o Marionette), 3) Símbolos humanizados o personificados (la torres o el dominó, por ejemplo) y 4) Símbolos de la Naturaleza (el olmo o la dama I).

Sin duda, Las figuras del cazador constituye un libro imprescindible para comprender cabalmente la poesía de José María Eguren. Ha sido un acierto del Fondo Editorial de la Universidad San Ignacio Loyola haber publicado el mencionado ensayo que echa luz sobre la obra de uno de los grandes escritores de la literatura peruana.

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