Cómo leer un poema (II)


Cómo leer un poema (Madrid: Akal, 2010) intenta iluminar el camino en medio del desierto. Con su habitual espíritu didáctico, Eagleton comienza el desarrollo de sus ideas comprobando una dramática situación: "La mayoría de los estudiantes, cuando se enfrentan a un poema o una novela, de forma espontánea, derivan hacia lo que se conoce como 'análisis de contenidos'" (p. 10). Nuevamente, levanta la cabeza el contenidismo y de ello, nosotros, los docentes, somos, en gran medida, responsables. No hemos ilustrado lo suficiente al alumno respecto de la necesidad de que reconozca el valor del trabajo con el lenguaje que realiza el escritor, esa orfebrería que un autor como César Vallejo realiza de modo hacendoso. Sin el conocimiento de ese mecanismo de relojería que significa la labor de un artista con la palabra, no puede un joven estudiante adentrarse en la senda de la crítica literaria. Nadie niega la importancia de articular la lectura comprensiva de textos literarios al análisis de los vastos contextos culturales, pero el alumno debiera educar su sensibilidad artística desde la escuela primaria. Hay dos factores que tienen también responsabilidad del poco interés del alumno por el análisis formal: la prensa escrita y la internet. En Perú, los periodistas suelen escribir con un gran descuido en el ámbito formal: el lenguaje de los diarios evidencia, a rajatabla, una pobreza expresiva escandalosa. Además, hay que agregar el reinado del homo videns (descrito por Giovanni Sartori), es decir, el hombre que ve, el cual ha vencido al hombre que lee tradicionalmente. Los educadores no han sabido dar la vuelta a la tuerca y no han pensado creativamente en cómo responder a la crisis de la "cultura escrita" frente a la "cultura de lo visual". No se trata de poner más computadoras en los colegios o universidades, sino de afrontar el reto que nos pone, día a día, la sociedad del conocimiento, donde todo cambia, minuto a minuto, vertiginosamente. Eagleton señala: "puede parecer extraño que un teórico de la literatura con inclinaciones políticas como yo llame la atención hacia las palabras en la página. ¿Acaso la puntuación es una cosa y la política otra muy distinta? Es posible dudar que tal distinción sea consistente. No sería muy difícil demostrar cómo la puntuación en la escritura de D.H. Lawrence, creando como hace un efecto fluido y espontáneo, está relacionada con su visión 'orgánica' del mundo, y ésta a su vez con su crítica del capitalismo industrial. Hay política de la forma como hay política del contenido. La forma no es una manera de desviarnos de la historia sino un modo de acceder a ella" (p. 17).

(Continuará...)

Foto (fuente): http://fcom.us.es/blogs/vazquezmedel/files/2009/11/terry-eagleton-btl-2006-a.jpg

Comentarios

Anónimo dijo…
Estimado profesor,
reciba mi saludo cordial y entrañable a la vez.

Fui alumno suyo San Marcos. Coincido plenamente con la idea expuesta.
Quisiera hacerle una pregunta.
¿En la tradición francesa quién(es) sería(n) los que proponen este tipo de lectura actualmente? Justamente, hoy durante el almuerzo, conversaba con una compañera sobre el tema y arribamos a una conclusión de la importancia sobre análisis formal.

Gracias de antemano por su respuesta.

Me encuentro en Burdeos realizando una maestría en Estudios Latinoamericanos.

Atentamente,

Abel Arancibia.
Hola, Abel, muchas gracias por tu comentario. Te diría que Roland Barthes, el de "Mitologías", es uno de los principales defensores. Creo que la vuelta al análisis formal viene por parte de autores como Terry Eagleton en Reino Unido, y de los principales representantes de la Retórica General Textual en España e Italia, como Tomás Albaladejo, Giovanni Bottiroli y Stefano Arduini. En Estados Unidos, muchas veces, está de moda olvidarse del análisis formal. No siempre por cierto. No quiero caer en generalidades.

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